Cuando me lancé con mi aventura empresarial no sabía por dónde pisar. Todo era extraño y fuera de lo que estaba acostumbrado hasta el momento.
Pasé de trabajar con un equipo de trabajo a encontrarme sólo en el despacho de casa.
Ser
autónomo no es fácil si vienes de ser un asalariado. Hay que estar pendiente de muchas cosas pero lo más difícil es cuando algún cliente te propone un reto y sabes que puedes conseguirlo pero o ves que no podrás cumplir con lo que te pide para que su proyecto esté finalizado a tiempo, o te falta algo de formación en algún aspecto que no sabes bien como ejecutarlo.
¿Y si contratas a alguien?
Cuando te ves entre la espada y la pared, y eres una persona entregada y resolutiva, si quieres cumplir con el cliente, hacerlo tuyo y trabajar con él durante mucho tiempo, no queda otra que plantear contratar a alguien para que te eche un cable.
Ser
autónomo novel en España, te da unas ciertas ventajas, como la de pagar unos mínimos mensuales de cuota de
autónomo al Estado pero a cambio no puedes tener gente asalariada, sino pierdes esos derechos. Así que o bien toca
externalizar servicios con otros profesionales autónomos o estás muerto.
¡Pon un, o dos, o tres freelance en tu vida!
Así que para progresar en el día a día y ver que el
trabajo salía con los tiempos marcados por el cliente, empecé a buscar como un loco por internet soluciones que encajaran a mis necesidades.
Busqué a profesionales autónomos que pudieran cubrir mis necesidades y a las necesidades de mis clientes. En
Nubelo encontré lo que buscaba, una inmensa cartera de
profesionales autónomos freelance que daban respuesta a todas mis dudas y problemas.
Para el
diseño de un par de logotipos tuve la suerte de trabajar con unos profesionales españoles que vivían en Holanda y que dieron respuesta a todo lo que necesitaba. Para la
programación de páginas web, encontré un freelance que vive a unos 11.000 quilómetros de distancia. Con él no te diré que tenía mis dudas. No porque no fuera un buen profesional, como me ha demostrado con el tiempo, sino porque, claro,
¿Cómo se trabaja con un freelance que está al otro lado del charco? ¿Cómo íbamos a organizarnos?
¡El mundo ya no es tan grande!
Cuando des el paso de trabajar con otro freelance codo con codo sobre un proyecto, la primera cosa es
organizarse con los tiempos de ejecución, quién se encarga de cada cosa y sobretodo un contacto prácticamente diario.
Yo, por ejemplo, me encargo del contacto con el cliente, de redactar los briefings o bien del diseño, contenidos, fotografías y posibles vídeos que irán en la web. A posterior
envío toda la documentación al otro freelance autónomo y mantenemos una reunión para hablar de todos los puntos y de esta manera que pueda empezar a trabajar con la programación de la web.
Mientras está desarrollándola, tanto el cliente como yo hacemos un seguimiento por si hay que hacer retoques y, prácticamente a diario, transmito ese feedback a mi colaborador por medio de video conferencias o bien a través de la plataforma de
Nubelo.
Hasta la fecha llevo varios proyectos desarrollados de esta manera y, mis
colaboradores freelance, nunca me han defraudado. ¡Hacen un trabajo excelente!
Hasta los clientes quedan sorprendidos de las habilidades, la rapidez y lo resolutivos que somos.
Después de varias semanas trabajando con mis otros compañeros autónomos, hemos finalizado varios proyectos satisfactorios para los clientes y, poco a poco hemos construido un equipo de trabajo creativo, ágil y resolutivo. Además ¡nos llevamos genial! Puestos a trabajar y viendo que para ciertas cosas
ya no existen distancias, ya no creo que el mundo sea tan grande ¿Y tú?